sábado, 22 de junio de 2013

Soberbia

 
…la consciencia es, en el individuo, el guardián de las reglas que la comunidad ha creado para su propia conservación. Es el policía de nuestros corazones, el cual nos vigila para que no quebrantemos las leyes. Es el espía que permanece sentado en la fortaleza principal de nuestro Yo. El deseo que el hombre siente de lograr la aprobación de sus conciudadanos es tan poderoso y su temor a las censuras tan violento, que él mismo ha introducido en su interior a su enemigo y permanece observándole, vigilando constantemente los intereses de su amo para aplastar cualquier incipiente deseo de apartarse del rebaño. Obliga al hombre a anteponer el bien de la sociedad al suyo propio. Es el vínculo más fuerte que une al individuo con el todo.
Y el hombre, al servir los intereses que ha reconocido como más importantes que los suyos propios, se hace esclavo de ese amo. Lo sienta en el sitio de honor. Y, finalmente como un cortesano que se inclina servilmente ante el cetro que blanden sobre su cabeza, se enorgullece de la sensibilidad de su consciencia. Y no dispone de palabras lo suficientemente duras para calificar al individuo que no reconoce el imperio de la consciencia. Ya que como miembro de la sociedad comprende que contra tal individuo se encuentra indefenso.
William Somerset Maugham
(Febrero 26 de 1985)

No hay comentarios:

Publicar un comentario