…Uno
pierde semanas enteras en charlas triviales con toda esa chusma, y cuando
tropieza con un hombre de verdad no puede cambiar con él dos palabras (…) Y lo
más triste es que uno lo ve marchar sin que el otro haya acabado de comprender
si fue realmente un amigo el que lo ayudó o tan sólo un degenerado engreído. Y lo
mismo le ocurre a uno, que queda también sin saber nada de él. De lo que
realmente quiere, de lo que puede hacer, de lo que persigue en su vida.
Arkady y Boris Strugatsky
(Junio 21 de 1985)
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